Yoga y plenitud


El yoga nos invita a caminar por el camino del autoconocimiento sin atajos


¿ALGUNA VEZ HAS CONECTADO CON UN ESTADO DE PLENITUD?

Nos pasamos la vida detrás de un objetivo. Puede ser una pareja, un trabajo, tener familia, irnos de vacaciones… pero, ¿cuántos momentos de todo ese camino somos realmente capaces de sentir con gratitud y plenitud?

Seguro que alguna vez has sentido un atisbo de un momento que te ha llenado tanto poder dentro que has podido percibir tu alrededor casi como un sueño. El tiempo se ha parado, tú observas todo sin identificarte y al mismo tiempo te sientes lleno de amor y conexión con todo tu alrededor. Ese estado que con suerte sentimos en ciertos momentos de nuestras vidas, aunque sean por segundos, es lo que inconscientemente vamos buscando diariamente casi sin darnos cuenta.

Buscamos alguien que nos de el amor, la paz y la tranquilidad que no encontramos dentro, buscamos emociones fuertes que nos acerquen al éxtasis del placer, para después darnos cuenta que esa emoción ha sido tan fugaz que necesitamos volver a repetirlo y salir a buscar una nueva aventura.

El yoga, desde mi punto de vista, nos invita a realizar esa introspección tan incómoda que es el autoconocimiento, para poder entender qué significa ese estado de plenitud.


¿Es posible encontrar un estado más placentero en nuestro día a día sin caer en la búsqueda de la gratificación exterior?

Desde mi experiencia personal puedo decir que gracias al trabajo de introspección y autoconocimiento, es posible realizar un gran cambio interior a pesar de las circunstancias externas.

El yoga posee grandes herramientas que hacen posible poder entrar en conexión con todos nuestos estados del ser: mente, cuerpo y emociones. Esa conexión nos abre el campo con aquello que parece que es más grande que nosotros.

Muchas religiones lo llaman Dios, para lo más espirituales es Universo y para otros es llamado Consciencia. Sea cual sea la palabra que eligamos está claro que como humanos todos necesitamos entrar en conexión con ese estado que nos recuerda que nuestro paso por la tierra merece la pena ser vivido a pesar de las circunstancias.

¿Cómo podemos experimentar alguno de esos momentos de plenitud, integración o totalidad con el momento que estamos viviendo?

Hay un ejercicio que me suele funcionar. Consiste en frenar la mente, parar, y preguntarme en ese momento, ¿qué estás pensando? Cuando puedo parar la voz de la mente, hablar con ella, y preguntarle cómo se siente, entonces respiro. Respirar con atención, sentir mi cuerpo, y sobre todo, sentir la respiración nutriendo mi cuerpo, hace que pueda salirme del momento, para verlo con perspectiva y sentir a las personas que tengo a mi alrededor de otra manera.

Otra de las cosas que practico es la siguiente. Aunque parezca un poco fuerte, me pregunto lo siguiente, ¿crees que todo esto importará cuando estés a punto de morir?

Esta pregunta me conecta instantáneamente con la muerte, he de decir, que para mí es fácil conectarme con lo que significa la muerte (pues he vivido experiencias cercanas con familiares) y eso al mismo tiempo, me conecta con la fragilidad, con la sensación de que en el fondo nada importa más que ese momento.

Invitación para conectar con momentos de plenitud 

  • Te invito a la atención plena de tus pensamientos y emociones

  • Te invito a respirar para conectar con la respiración y poder bajar la velocidad de la mente

  • Te invito a conectarte con la fragilidad, con la grandeza que existe más allá de ti, para poder conectar con tu alrededor

  • Te invito a practicar el agradecimiento. Piensa en aquello que te llena el corazón, pon la mano en el corazón, cierra los ojos, y siéntelo durante un rato hasta que la emoción forme parte de ti.


Si te ha gustado esta entrada no te pierdas las siguientes entradas. En el mes de julio hablaremos sobre plenitud y gratitud.


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