¿El ego es tu enemigo?
“El ego limita tu capacidad de acción. Quizás no sea tu enemigo, pero puedes aliarte a él solo cuando lo necesites”
¿Cuántas veces eres capaces de detectar las trampas de la mente? En la entrada anterior del blog, os contaba de manera muy breve qué era avidyä. Cuatro son las ramas por las que está compuesta esta falsa percepción de la realidad según El corazón del yoga.
Seguramente, en algún momento de día, te han aparecido pensamientos como: ¡ojalá tuviera este coche, como mi vecino” … “claro, a este le va bien porque seguro no ha vivido todo lo que yo he vivido…”, “a ver si pierdo algunos kilos ahora que llega el verano, porque todos en la playa lucirán palmito menos yo…”, y así, un sinfín de pensamientos tendentes a la comparativa, victimización o culpa.
Pues vengo a decirte que todos estos pensamientos forman parte de lo que se conoce como ego. Esta sería la primea rama de avidyä, llamada asmitä (ego).
Como veremos en las siguientes entradas del blog, cada una de las ramas pueden aparecer juntas o por separado. Avidyä aparece y nubla nuestro entendimiento de una situación, se activan nuestro subconsciente y no podemos actuar con claridad, o de la manera que nos gustaría.
Identificarnos con la aparición de estos pensamientos como si fuéramos nosotros, nos lleva a la insatisfacción constante.
Hemos creído que ese “si tuviera otro cuerpo tendría éxito..”, “ si fuera más guapa me iría mejor….” U otros tantos pensamientos que provienen de condicionantes, mandatos sociales, creencias externas, imposiciones culturales…
Esos pensamientos nos llevan a entender la situación, incluso a nosotros mismos como algo limitado, que no podemos cambiar y nos lleva a identificarnos con eso como si fuera la única forma posible.
Ejercicio para trabajar el ego
Te invito a hacer un ejercicio. Piensa en algo que quieras, o en algo que no te gusta de tu vida. Piensa si no te gusta porque “deberías tener otra cosa, porque la sociedad así lo dice, o porque realmente está alineado con lo que tú quieres”.
Es decir, te has parado a pensar, por ejemplo, ¿por qué deberías tener otro cuerpo? Si estás sana, ¿por qué se supone que deberías estar diferente? Posiblemente digas: “me da igual lo que me diga la gente, es que yo quiero otro cuerpo, lo tengo claro, es por mí”. Y está bien querer cambiar aquello que no nos gusta, no estoy intentando culpar o decir lo que tienes que pensar o sentir. Solo me gustaría invitarte a conectar con tu deseo de corazón, si quitaras esos “qué dirán”, “debería porque mi vecino me ha dicho…” o “es que mira esas tías de las revistas, ellas son guapas, existas, deseadas… ¿y yo...? entonces;
¿QUÉ QUEDARÍA?
LLega hasta la última pregunta, tira del hilo, sé honesta contigo (aunque duela). Y contesta la última pregunta, ¿qué quedaría si nada de lo anterior importa?
Ahí aparecerá la respuesta que quizás estabas intentando escuchar desde el principio pero este velo de avidyä no te dejaba ver. ¿Serías capaz de identificar este velo de avidyä? ¿Esa percepción que te nubla, incomoda o te hace sentir mal y te aleja de poder conectar con tu verdadero deseo?
Si una decisión procede de la insatisfacción, te hace sentir superior o inferior o te genera culpa o frustración, posiblemente está condicionada por el velo de avidyä.
Si te ha gustado esta entrada no te pierdas las tres entradas donde seguiremos indagando en ¿Qué ensombrece el corazón?
Esto lo veremos a lo largo de las diferentes entradas del blog. Para pode acceder a las novedades y estar informada sobre cuáles son estas ramas que nublan la mente, puedes suscribirte a la siguientes newsletter. Recibirás una serie de correos con el asunto ¿QUÉ ENSOMBRENCE AL CORAZÓN?