Un poco de AUTOAMOR

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Estrés y ansiedad


La herida supura a través del cuerpo


Bienvenid@:

El mes de septiembre está dedicado a explorar el estrés y la ansiedad. Hoy me gustaría compartir contigo mi relación con esta palabra. Cómo apareció en mi vida y el amor-odio que generó en mi hasta que pude familiarizarme con ella.

En alguna otra entrada te he contado cuáles fueron algunos episodios que generaron como respuesta estrés, y más tarde se convertirían en problemas de ansiedad. El estrés es algo normal en muchas situaciones de nuestra vida cotidiana, pues es una respuesta del cuerpo ante una situación externa. 

Hasta aquí todo normal, vivir genera constantemente situaciones que nos pueden generar estrés; conducir, la caída de tu hijo al correr, que nos demos un golpe en algún sitio, pero no es tan normal que “vivimos todo el día con el culo apretado por si viene un león” (por lo menos si vives en un pueblo de Extremadura, donde quizás en el campo se te cruza como mucho alguna liebre).

Gráfico pero sencillo de entender. Solemos tener miedo, me atrevería a decir, que le tenemos miedo a la vida. Y no es casual, hay todo un discurso a nuestro alrededor para que eso suceda. La televisión, las noticias, tu vecino, tu primo, y la mayoría de tu entorno, estamos programados para vivir “defendiéndonos” de algo o alguien, no vaya a ser que nos quite el pan, aunque tengas pan de sobra. Al final el sistema en el que vivimos está asentado sobre esa base; la competitividad para pasar por encima del otro.

Pero más allá de lo externo, hoy vengo a hablarte de la importancia del contacto con nuestro interior. Solo cuando empecé a conectar conmigo, a sentir mi cuerpo, a identificar mis pensamientos, aprendí a identificar los síntomas que me generaban estrés.

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Estrés y ansiedad desde una perspectiva personal

En mi caso un evento traumático desencadenó una respuesta difícil de digerir. Ese evento me sumergió en pensamientos constantes de tristeza, culpa y frustración, que se alargaron en el tiempo de tal manera que acabaron generando ansiedad.

Y quizás te preguntes, ¿qué diferencia hay entre el estrés y la ansiedad?

El estrés es una respuesta física o mental a una causa externa, que suele desaparecer cuando se termina o se acaba la situación externa. Por el contrario, la ansiedad es la reacción del cuerpo al estrés, que suele persistir aunque la amenaza real no exista, por lo tanto se considera mental.

Ejemplo, yo no pude superar hasta después de mucho tiempo el trauma y el impacto que había generado la muerte de mi madre, el evento había terminado, pero mi cuerpo y mi mente seguían apegados a esa situación, desencadenando diariamente reacciones fisiológicas en mi cuerpo (síntomas digestivos, falta de apetito, nerviosismo constante, inseguridad, miedo…)

Heridas abiertas

Tra esa situación, y tras vivir en trauma durante mucho tiempo sin saberlo, mi cuerpo y mi mente estaban mucho más sensible. Se abrieron otras heridas, recuerdos de infancia, heridas del pasado que nada tenían que ver con el evento detonante… Vivir en trauma o con el sistema nervioso en constante alerta hace que nos sintamos inseguros, constantemente en peligro y que cada situación incómoda que nos recuerda a un evento pasado similar, sin saberlo, hace que se active en el presente la misma sensación. Sentimos que necesitamos protección, nos sentiremos más sensible, y puede que casi cualquier cosa nos resulte un buen motivo para llorar, enfadarnos o salir corriendo. Actuamos desde la herida, igual que actuaría una niña indefensa que necesita del amparo de sus cuidadores. Por todos estos motivos, decidí que vivir de esa manera no es lo que quería. Pues lo que realmente anhelaba era sentirme como una adulta, segura, con capacidad de decisión, libre y no pensar que la vida solo tenía cosas “malas” ahí fuera.

El anhelo de la seguridad, la confianza, el disfrute y el amor me estaban esperando. Y ahí decidí ir profundo, muy profundo al encuentro con todas esas heridas, con la esperanza de poder calmar a mi cuerpo, de sentir confianza en mí, en mi interior y no creer que no había lugar seguro. Y en ese proceso descubrí que el lugar seguro era yo.

La ansiedad fue una puerta de entrada al autoconocimiento. Mis ganas de salir de esa situación me invitaron a hacerme preguntas honestas para desentrañar todo aquello que ya no necesitaba (pensamientos no funcionales, identidad con la que ya no me identificaba…) La autoexploración se convirtió en uno de mis pilares para conectar cada día más con mi interior.

Tú historia

¿Cuál es tu historia con el estrés? En esta parte del post te invito a que pienses si para ti el estrés es familiar, si es algo que “controlas bien” o supone algún inconveniente en tu vida.

Durante las próximas entradas hablaremos más sobre estrés y ansiedad, cómo nos afecta en el cuerpo, y algunas herramientas para poder calmar a nuestro sistema nervioso gracias al yoga.

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TE LEO

Valvi


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